ESPÁTULA ACUCHARADA Y CUCHARA DE OLIVO A SU SER...

Tras casi siete meses de no tocar una cuchilla, retomo mis maderas, mis cucharas y mis quehaceres artesanos.

Tenía el encargo pendiente de una espátula, para cocinar, con algo de cuenco acucharado, a modo de la última que hice pero algo más dimensionada y "de batalla". Para darle uso cotidiano, vaya.

De un medio tronquito de olmo, que tenía de las podas del año pasado, a base de desbaste y perfilado con el hacha y tras unas horitas de cuchillas, afinados, rascados... y, ya luego, el dibujo y labrado de la trenza que la decora, he terminado esta nueva espátula acucharada que aquí os muestro.




Y, mientras terminaba de secar el aceitado de este trabajo anterior (con aceite de oliva, claro, para su uso en la cocina), vi que tenía por ahí despistada desde hacía meses, una medio forma de cuchara, ya un poco perfilada, de un trozo de olivo que corté a principios de año.

Y son estas cosas que a veces te pasan.
Que te quedas con el trozo de madera en las manos, como se dice "in albis", mirándolo en silencio y, casi sin darte cuenta, no sé si es la madera la que te enseña por dónde quieren ir sus formas o si es tu cabeza la que le busca las vueltas, pero el caso es "lo ves".

Vi que ese mango quería retorcerse muy ligeramente y que pedía dividirse en dos nervios o vástagos, desde el cuenco hasta su extremo...

Curiosamente, la talla de esta cuchara ha ido mucho más fluída e inconsciente de lo normal y el resultado, con el juego de las formas junto a su veta tan especial, me ha dejado muy buena sensación.
Espero que a quienes la veáis también os guste.













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