Mi viejo Piolet
Hará ya unos veinte años que, en una calle de Madrid, encontré un pie de perchero de una pieza de acero.
Según lo vi, pensé que era estupendo para hacer con el la cabeza de un piolet de hechuras clásicas, cuya idea llevaba tiempo rondándome.
Tiempo atrás, en alguna incursión por un bosquete de ribera, había talado un buen fresno, de cuya madera, que me regaló unos cuantos mangos para mis herramientas, aún me quedaba una buena pieza para el astil.
Con la ayuda de un cerrajero amigo (Juan, un máquina del oficio) y tras revirarle yo la parte de la pala y darle las formas y el templado adecuados, lo soldamos a un casquillo de acero, así como el regatón correspondiente.
Preparado todo, lo ensamble bien encajado y con sus buenos pasadores remachados.
Le hice de cuero su correa y las fundas necesarias y, como no podía ser de otra forma, lo acabé con algunos motivos pirograbados y lo barnicé para protegerlo.
Me ha acompañado en numerosas pateadas invernales, por algunos cordales, laderas y canales de nuestra querida sierra madrileña... Ay, ese Peñalara tan cercano y tan delicado de tratar cuando se pone serio.
Bueno, que me enrollo...
Este fue y sigue siendo (que aún sale de vez en cuando) el resultado. Mi viejo piolet.
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