Hacha Labrada




Hace un tiempo, me dieron una cabeza de hacha algo viejuna, con huella de los años que estuvo olvidada en algún rincón.

Tras limpiarla y reafilarla, me dispuse a ponerle un mango nuevo con una rama de cerezo que cogí de una poda aquí en el barrio.
Entonces recordé una decoración que vi en la web, consistente en la talla de un entramado que simulaba a correas finas que se cruzaban rodeando el mango... y me decidí a recrearlo en mi hacha.

Tras hacer el astil, a base de hacha (otra, claro), escofina y raseándolo con cuchillas, continué con el dibujo del entramado de correas como guía para su talla.
A continuación, empecé a marcar, con cortes aún poco profundos, por dónde iban a ir los vacíos del entramado.



Y entonces empecé con la tarea más laboriosa de este tipo de talla, la meticulosidad y el cuidado de ir, corte a corte y vaciado a vaciado, avanzando en los huecos y los volúmenes de tan meticulosa recreación cuidando no pasarme, literalmente, ni un milímetro en ninguno de ellos.




Luego, añadí un par de motivos célticos. Una estela de mi tierra cántabra y un trisquel también muy vinculado a ella. A la vez, terminé de limpiar y afinar todos los recovecos de la talla.

          


Finalmente la teñí, le di un fondo de polvo de carbón para que tuviera más profundidad (y me tocó raspar de nuevo toda la superficie para que recuperara algo de luz) y, tras aceitarla y darle unas capas de goma-laca, la bruñí.


    

Este es el resultado final, una vez montada el hacha completa. Espero que sea de vuestro agrado.










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